314

Era el mismo lugar, ya había una foto, una imagen verdosa y distorsionada de lo que se ve detrás de la puerta. Tu siempre curiosa, poniendo el ojo en la mirilla, caminando hacia mi, como me gusta verte. Dormir, cambiarle a la tele, beber té helado, que se siente como si fuera el último trago de agua fresca antes de que todo termine.

Extrañar ese cuerpo, mirar esa boca, soportar esa risa, cargar el peso de tu encanto agradable y sincero. Mirar a la ventana sin esperar a que todo termine, esperar por ti, llegar temprano, no como el primer día que fallé. A veces fallo lo se, no reacciono como debería, o simplemente no se como. Es el difícil juego del amor, es más fácil sentir y decírtelo con un beso.

Debes de aceptar que eres hermosa porque así te veo, conozco cuadros, sé de tendencias, me conmueven fotografías, me fascinan las nebulas, distingo bien los colores, admiro los atardeceres, procurare no parpadear en Londres, conozco la belleza y se que esta en ti, es un hecho y debes aceptarlo, aunque te cueste.

El mismo lugar, la misma situación, como hacia meses, siempre mejor, con evidencias del crimen, con nuevas formas de caer, con la misma música absurda que no acapara nuestra atención, con la misma difícil despedida para volver a ser personas que ocupan un vagón del metro, respiran por obligación y se extrañan a través de un mensaje instantáneo con letras purpura: como llegaste?

Y yo digo: que bueno que llegaste.

No hay comentarios: