Tercera caida

Tal vez no debí relatar mi vida en una revista de lucha libre como si fuera una lucha a 3 caidas, tal vez estaba predestinado a perder la máscara del feliz redactor que cree haber encontrado un empleo ideal y perfecto. Pues si, la máscara cayó.

El inminente colapso de la industria editorial está pegando aquí, la competencia de revistas del género es compleja, el mismo deporte decae en el ánimo de la gente que sigue consumiendo futbol. La WWE y sus mamadas telenovelescas hace que los niños levanten altares a celebridades llenas de esteroides con el rostro descubierto y las manos llenas de dólares…como bien señalo a veces: mamadas.

Atraso de pagos, sobrevivir gracias a que tu madre te presta dinero, y cuando al fin llega ese deposito, darle prácticamente la mitad que le debías y los gastos de la casa que se generaron en ese lapso. El sueño de estabilidad, querer ahorrar para Japón, vivir solo, comprar tiliches, imposible.

No se trata de vivir al día, es una mamada dejar mi cuenta en ceros e invertir 12 pesos en venir a un trabajo que parecía prometedor y que ahora me decepciona. La enciclopedia está por terminar y no sé que será de mi en esta editorial. Yo creo entonces que mejor brinco al mar antes de que se hunda el barco.

Hay veces que creo que debería seguir aquí y esperar a que todo mejore, a que salgan nuevos proyectos o a encontrar una oportunidad en alguna otra parte. La lucha libre me estaba fascinando (y eso que me gustaba desde mucho antes), tuve oportunidad de conocer personas chingonas y luchadores, entrevistar a Mephisto, un autógrafo en una máscara del Místico, una foto con el Ultimo Guerrero, entrevistas que ya no se pudieron concretar, ideas que se quedaron en el aire, y las ganas aun más abajo, rendidas después de un castigo infame a la columna.

Lo peor es que me quiero ir, pero no tengo a donde…