Primera caida

Llevo casi un mes trabajando en una revista de lucha libre, me siento contento de haber conseguido al fin un buen trabajo, de mi carrera, y que me gusta, y no me cuesta trabajo hacer, en un ambiente libre de corbatas, camisas rosas y zapatos boleados.

En un agradable cubículo donde entra el sol y puedo abrir la ventana, en una zona donde puedo ir a caminar y buscar comida sin tanto gentío esperando una torta o una mesa en la comida corrida. Donde el jefe ejemplifica nuestra falta de atención a una circular poniendo de ejemplo un gag de los Simpsons.

Revistas donde tengo que editar acentos, datos, investigar nombres y fechas, aprobar fotos, llamar por teléfono con luchadores y sus representantes. Dar ideas, y ver a los personajes que parecen comunes, pero que al salir del camerino para una sesión de fotos, tal y como lo hacen en las arenas los fines de semana, enmascarados, con capas, o demás parafernalia. El primer luchador que me tocó entrevistar llevaba colmillos y pupilentes aparte de su máscara, y se hacía llamar el gran eterno.

No son luchadores como el Santo o el Huracán Ramírez o Blue demon de antaño que andaban de traje enmascarados caminando por la calle. Ahora eso ha cambiado, ya que puedes topar a un luchador en el micro o el metro sin saber que se dedica a tal deporte. Llegan con sus maletas de llantitas, serios, platicadores o introvertidos, pero como dije, cuando salen del camerino, son totalmente diferentes, se convierten en personajes, y al preguntarles cómo se describen, contestan cosas tales como: “apuntale, soy el que viene a acabar con Místico”, con voz enérgica y pose retadora.

Muy interesante hasta ahora, he aprendido un chingo de lucha libre, nunca me consideré fan clavado, pero si me gusta la lucha, sé de las leyendas, soy fan del Santo y el Huracán, y ahora me he vuelto fan, por lo que he leído en viejas revistas dentro de mis investigaciones recientes, de Mil máscaras, Felipe Ham Lee, Anibal, René Guajardo, el Cavernario Galindo, Fishman…

En fin, espero durar mucho tiempo ahí, cumplir con mi labor como lo he hecho hasta ahora, y pues…a luchar.

Ojo, nunca me subiré a un ring, hablo en sentido figurado.